@font-face {
font-family: «Cambria»;
}p.MsoNormal, li.MsoNormal, div.MsoNormal { margin: 0cm 0cm 0.0001pt; font-size: 12pt; font-family: «Times New Roman»; }div.Section1 { page: Section1;
Según la dexametasona se va pasando, los juegos, los gritos, los trenes y las risas van volviendo, tras cuatro semanas aparcados/as en las cocheras.
Tu risa
Parece mentira que sólo hayan pasado 3 días desde que volvió a entrar la risa de Guzmán en casa. Y resulta complicado contar todo lo que significa para mí. Este es un poema pensando en esos días que ya pasaron y en estos días que ya volvieron.
Volvemos a tener el arma más poderosa en nuestro ejército.
Tu risa.
Quítame el pan si quieres
quítame el aire, pero
no me quites tu risa.No me quites la rosa,
la lanza que desgranas,
el agua que de pronto
estalla en tu alegría,
la repentina ola
de planta que te nace.Mi lucha es dura y vuelo
con los ojos cansados
a veces de haber visto
la tierra que no cambia,
pero al entrar tu risa
sube al cielo buscándome
y abre para mí todas
las puertas de la vida.Amor mío, en la hora
más oscura desgrana
tu risa, y si de pronto
ves que mi sangre mancha
las piedras de la calle,
ríe, porque tu risa
será para mis manos
como una espada fresca.Junto al mar en otoño,
tu risa debe alzar
su cascada de espuma,
y en primavera, amor,
quiero tu risa como
la flor que yo esperaba,
la flor azul, la rosa
de mi patria sonora.Ríe de la noche
del día, de la luna,
ríete de las calles
torcidas de la isla,
ríete del torpe
muchacho que te quiere,
pero cuando yo abro
los ojos y los cierro,
cuando mis pasos van,
cuando vuelven mis pasos,
niégame el pan, el aire,
la luz, la primavera,
pero tu risa nunca
porque me moriría.Pablo Neruda.
¡¡Viajeros al tren!!
Dia 9 después de la Dexametasona. Esto sigue cuesta arriba. El martes en el análisis nos dieron unos resultados bastante buenos de neutrófilos y plaquetas, así que teníamos en la cabeza animarnos a salir a algún sitio ésta Semana Santa, a dar un paseo por el campo o cualquier cosa. Y a pesar de que haya amanecido con lluvia, como el desánimo lleva aparcado fuera bastantes días, nos hemos ido al museo del ferrocarril y se lo han pasado pipa. Subiendo al Talgo, viendo cambios de vía, «lotomotoas de vapóz», cruzando las vías por donde los trenes, e incluso subiendo al vagón cafetería para probar algo que te marca de por vida: gusanitos con agua, ya sólo falta la Fanta o la Coca Cola. ¡Que gran descubrimiento!
En principio tendremos aspirado de médula el martes que viene, para confirmar que seguimos sin salirnos de la vía correcta, pero se decidirá en base al hemograma que le hagan.
La Liebre de Pascua
Ésta mañana ha venido la Liebre de Pascua por casa y nos ha dejado huevos de chocolate.
Éste es un cuento que en el cole le cuentan a Martina. Cada vez que leo sobre la pequeña liebre, la verdadera Liebre de Pascua, me gusta imaginarme a Guzmán saltando, esquivando obstáculos y llegando hasta el fin exitosamente de éste sendero nuestro.
Un cuento de la Liebre de Pascua (Ed. Rudolf Steiner)
Había una vez una familia de liebres de Pascua, el padre, la madre y los siete hijos. El padre y la madre liebre no sabían quién de sus hijos iba a ser ese año la liebre de Pascua. Entonces la madre liebre de Pascua cogió una cesta con siete huevos, y el padre liebre de Pascua llamó a sus siete hijos y dijo al mayor:
-Coge un huevo de la cesta y llévalo al jardín de la casa donde viven muchos niños.
El mayor cogió el huevo dorado y se fue con él a través del bosque, cruzó el riachuelo, atravesó la pradera y llegó al jardín de la casa de los niños. Entonces quiso saltar por encima de la verja, dio un salto demasiado grande y el huevo se cayó y se rompió. ésta no era la verdadera liebre de Pascua.
Le llegó el turno al segundo. éste cogió el huevo plateado, corrió con él a través del bosque, cruzó el riachuelo y llegó a la pradera. Entonces le llamó la urraca: -Dame tu huevo, dame tu huevo y te regalaré una moneda.
Y sin que la liebre se diera cuenta, ya se había llevado la urraca el huevo a su nido. ésta tampoco era la verdadera liebre de Pascua.
Le tocó el turno al tercero. éste escogió el huevo de chocolate, corrió con él a través del bosque, cruzó el riachuelo, llegó a la pradera y justo entonces, llegó saltando de un pino alto una ardilla, puso grandes ojos y preguntó:-¿Está rico?
-No lo sé, lo quiero llevar a los niños.
-¿Me dejas probar un poco?La ardilla chupó un poco y, como le gustó tanto, siguió lamiendo, y la liebre lamió con ella hasta que todo el huevo había desaparecido. Cuando la tercera liebre llegó a casa, la madre liebre de Pascua le tiró de los pelos de su morrito que aún estaban llenos de chocolate y dijo:
-Tú tampoco eres la verdadera liebre de Pascua.
Ahora le llegó el turno al cuarto. El cuarto cogió el huevo con muchas manchitas. Con este huevo corrió a través del bosque. Cuando estaba cruzando el riachuelo se paró en medio y se vio en el riachuelo como en un espejo. Cuando se estaba mirando, ¡plaf!, se cayó el huevo al agua. ésta tampoco era la liebre de Pascua.
Le llegó el turno al quinto. El quinto cogió el huevo amarillo. Con él corrió a través del bosque y antes de llegar al riachuelo se encontró con el zorro.-Oye, vente conmigo a mi madriguera y enseña a mis hijos el huevo bonito.
Los zorritos empezaron a jugar con el huevo, se cayó encima de una piedra y se rompió. Rápidamente corrió la liebre a casa con las orejas gachas. Ella tampoco era la verdadera liebre de Pascua.
Le llegó el turno al sexto. El sexto escogió el huevo rojo y con él corrió a través del bosque. Entonces se encontró en el camino con otra liebre. Puso su huevo en el camino y empezó a pelearse con la otra. Por fin, la otra liebre huyó y cuando la sexta liebre buscó su huevo, lo encontró hecho migas. ésta tampoco era la verdadera liebre de Pascua.
Le tocó ya el turno a la séptima, la liebre más joven y pequeña. Ella cogió el huevo azul. Con el huevo azul atravesó el bosque. En el camino se encontró con otra liebre. La dejó pasar y siguió adelante. Entonces vino el zorro. La liebre dio un rodeo y llegó al riachuelo. Con unos saltos ligeros cruzó por encima del tronco. Vino la ardilla pero la liebrecita siguió adelante y llegó a la pradera. Cuando la urraca gritó, simplemente le contestó:-¡Tengo que seguir!, ¡Tengo que seguir!
Por fin, llegó al jardín de la casa. La puerta estaba cerrada. Ella dio un salto, ni demasiado grande, ni demasiado pequeño, y puso el huevo en el nido que le habían construido los niños. ésta era la verdadera liebre de Pascua.
Judías verdes
Hoy nos tocaba, supuestamente, una punción de médula para terminar este ciclo, pero estaba de defensas bajito y nos hemos ido a casa «tan tontentos» por no tener que pasar por la UCI y la sedación.
Así que después de llevar ayunando desde las 11:30 de la mañana, nos hemos cenado a eso de las 7 unas judías verdes estupendas.
me gusta y no me gusta
Como diría Amelie en esa fabulosa escena que supongo conocéis…
– Me gusta meter la mano en un bol lleno de soja verde.
– No me gusta ver cómo se comen la harina.
– Me gusta el ruido de batir huevos.
– No me gusta el sonido del la thermomix al 10.
– Me gusta el olor a sábado por la mañana.
– No me gusta ver a Guzmán llorando por cualquier cosa.
– Me gustan mi Rayo McQueen y mi Tartita de fresa particulares.
– No me gusta que las cookies de chocolate recién hechas estén crujientes.
– Me gusta la idea de salir un sábado por la noche después de nosecuantosymássábados sin salir.
– No me gusta la sensación de empezar a sentirme constipado…