Un día de ida y vuelta en 10 pasos

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  1. Hacer maletas
  2. Cargar el coche
  3. Salir de casa
  4. Llegar al hospital
  5. Hacer la analítica
  6. Esperar resultados: Hemoglobina: bien. Plaquetas: bien. Neutrófilos: bajos.
  7. Escuchar  traducción: “no le podemos dar quimio, pero es normal, entra dentro del proceso”
  8. Volver en coche.
  9. Descargar maletas
  10. Llevarlas de vuelta a casa.

Nosotros que habíamos guardado entre la ropa de las maletas la positividad para una semana de hospital, pasamos de deshacerla, ahí dentro se queda hasta que volvamos.
Ahora toca buscar la que habíamos dejado en casa colgada en la percha… Creo que estaba en el armario de los niños…

Tercer peldaño de la escalera de San Fermín.

En Pamplona es tradición celebrar la escalera de San Fermín (los días de la canción “1 de enero, 2 de febrero, 3 de Marzo, 4 de Abril…») de siempre de forma laica y popular.
Recientemente, el párroco de la parroquia de San Lorenzo, dónde está la capilla de San Fermín, ha comenzado la tradición de hacer la escalera celebrando una Eucaristía. Como el mundo viene siendo cada vez más pequeño, resulta que una amiga nuestra, Bea, le conoce y le habló el mes pasado de Guzmán.  – Muchas gracias Bea –

Desde el segundo escalón Guzmán está en las peticiones a San Fermín en la misa y parece que le va a acompañar peldaño a peldaño.
Hoy ha sido el tercero, y por lo visto hay feligreses que preguntan por el peque, si por un casual entran en este blog sólo nos quedan palabras de agradecimiento por ayudarle entre todos a subir la escalera hacia un feliz desenlace.
Y así vamos, de camino irrevocable hacia el chupinazo.

Vitamina D

«¡Que me pilla la culebra mamá!», creo que se ha repetido esta tarde entre cien y cien veces.
Y es que parece que con un rayo de sol, como el que hemos disfrutado hoy, nos sobra para cargar la batería.
Uo-o-o…

Pulso

Se trata de un pulso entre la fatalidad y la esperanza.

Entre la oscuridad y la luz.
Un pulso entre el que corre y huye y el que camina y busca.
Entre el rojo y el azul.
Entre las puertas que se cierran y las ventanas que se abren.
Entre la soledad y la amistad.
Entre el miedo de que un hijo se muera y la fe de amarrarlo a la vida.
Un pulso que por definición necesita de dos contrarios para existir.
Y del que sé que va a ser mi compañero de viaje largo tiempo.
Un pulso que no sé si conseguirá que mis músculos se agarroten o se endurezcan.
Un pulso del que temo olvidarme, despistarme y perder conciencia de su presencia.
Muchas veces al día, mucha gente me pregunta cómo estoy; y esté del lado que esté el brazo, más vencedor o más vencido, así es como estoy todos los días, echando un pulso conmigo y mis demonios.
Hoy por fin hemos ingresado para el ciclo de metotrexate, probablemente hasta el sábado que viene. Y sí, lo celebramos, positivos, esperanzados y contentos, mientras sabemos que tenemos que convivir hoy mañana y pasado con temores, miedos e incertidumbres.

Salchichas con metotrexate

El menú del día de hoy:

De primero: punción lumbar.
De segundo: metotrexate con salpicón (básicamente porque se ha vuelto a caer al suelo… ja ja ja!!! otra vez. Mientras no le caiga en la piel y no se la flambee, todo bien)
De postre: salchichas deliciosas.

Acabamos de cumplir cuatro meses, y me sigo sintiendo un privilegiado de poder estar viviendo y aprendiendo de todo este camino, de lo duro y lo no tan duro. Curioso sentimiento.
Gracias a todos los que en este tiempo estáis ahí, nos escribís, nos dais ánimos o tan sólo pensáis en nosotros.
Como diría Fellini: «E la nave va»

Envidias

No hay duda. Tenía envidia de ver a Guzmán con una vía, rodeado de enfermeras y pediatras haciéndole analíticas una y otra vez, con corticoides para arriba y para abajo, antibióticos y demás drogas. Así que hoy me he levantado con un fiebrón de tres pares y cuando Eva se lo ha contado al pediatra en el hospital me han mandado a urgencias a descartar cualquier virus. Lo conseguí: el pinchazo de una vía, enfermeras a mi alrededor, análisis de todo… ¡hasta de mocos!

Al pobre Guzmán también se lo han hecho y, a pesar de su tos y sus mocos esta mañana, en ambos casos sale negativo. El inconveniente, que no me puedo acercar a él en 5 días. Vaya lío logístico que he montado ahora… y todo porque querer que me cuidasen sus enfermeras.

La pobre Martina ha estado un poco triste porque hoy Eva tampoco le va a leer un cuento por la noche, y ya va sumando las noches seguidas en las que le tiene que leer su mamá cuentos, para recuperar el tiempo perdido. Y es que por algún lado le tiene que salir.
Ayer el ángel que también tengo por hija, le mandó este beso por email a su mamá y a Guzmán diciendo:
– «Les mando un beso. Y sé que les va a llegar al corazón. Porque los besos que yo lanzo, buscan el corazón hasta que lo encuentran.»

Lejos, pero mucho más cerca

Hoy es un día genial. Guzmán está en casa, y aunque mientras él cene o juegue, yo tenga que estar lejos en otra habitación y con mascarilla, me da igual, está mucho más cerca que ayer.
Resulta increíble darse uno cuenta de lo que llega a significar en la cabeza lo simbólico de dar pequeños pasos, de cumplir pequeñas metas, como la de que hoy esté en casa.
Hace que sienta lo mismo sobre nuestro camino y nuestro destino, que sí, que estará lejos, pero que hoy lo sentimos todos mucho más cerca.

Y hoy, como viernes que toca, os doy las gracias de antemano por las meditaciones, rezos, oraciones, visualizaciones positivas, reiki, proyecciones con sonrisas, buenos deseos, pensamientos, cariño, amor o cualquier formato de energía que nos regaláis, que le regalais a Guzmán, todas las semanas a esta misma hora. Acordaros, al hacerlo, de quedaros para vosotros una buena porción de ese amor universal.

Bienestar natural

El jueves en el hospital nada más despertar:

G.: Mamá, estoy muy tontento.

M.: ¿Y por qué, Guzmán?

G.: Pote estoy en el hospital.

Ayer en casa:

G.: Mamá, estoy muy tontento.

M.: ¿Y por qué, Guzmán?

G.: Pote estoy en tasa.

Y es que tener un sabio por casa es de gran ayuda por si un día se te olvida cómo estar.