Llevábamos tiempo con ganas de hablar de abrazos y amor. Por suerte, nuestros amigos de Flying Tiger nos han dado la excusa perfecta, pues nos han elegido como la causa que este año abrazarán con sus #cojinesconpoder, donando 1€ a la investigación contra la leucemia infantil de cada venta de este cojín achuchable.
¿Por qué nos gustan tanto los abrazos? Con cada uno se segrega oxitocina (hormona relacionada con el placer y el amor), y se libera serotonina y dopamina (neurotransmisores de felicidad y bienestar), lo que genera una sensación de armonía y plenitud, una dosis cargada de regalo para el cuerpo y el alma. Al paciente de terapias psicológicas para tratar situaciones de ansiedad o depresión, muchas veces se le recomienda la tarea de verse con amigos o familia, provocar momentos de contacto y escucha, para que los neurotransmisores de la felicidad recuerden su tarea.
En momentos duros, tristes, los peores momentos por los que puede pasar un ser humano, nada consuela más que un abrazo.
Hoy, que tanto oímos hablar de salud mental, conectamos con la misión y propósito de Unoentrecienmil: alcanzar la curación plena de la leucemia infantil.
Y es que hay abrazos que deseamos con toda nuestra alma.
Ese que nos da nuestro primer amor, a escondidas en la adolescencia, mientras soñamos que el futuro será un cuadro de Sorolla, con toda la luz a la orilla del mar.
El abrazo que recibimos de nuestra hija cuando sale del cole y corre hasta nuestros brazos y nos llena la cara de besos y canciones.
También el que damos a nuestro perro, al llegar a casa después de tirar la basura, como si hace un año que no le viéramos.
Los de un padre amoroso, que nos acoge como si aún fuéramos niños, a pesar de nuestros cuarenta años.
El abrazo de un amigo, de una amiga, que nos consuela en los momentos más amargos.
O una abuela que te acuna en los recuerdos de una infancia blanca y luminosa.
Esos abrazos que te permiten hundirte en el pecho del otro, oler y sentir cada molécula de cariño. Abrazos que nos sostienen, sin palabras, sin promesas, sin conjeturas… Los abrazos que se rompen por convencionalismos absurdos, porque podríamos hacerlos durar eternamente.
Abrazamos para sentir. Nos abrazan para que sintamos.
Nosotros somos capaces de sentir cada abrazo que nos llega. El compromiso de nuestros seguidores, donantes, socios y amigos es un abrazo reconfortante que nos impulsa a devolver todo el amor del que somos capaces.
Ese abrazo que nosotros enviamos a las familias con peques en tratamiento, en remisión, supervivientes… y también a los que se quedan en el camino. Ese abrazo es el más importante de nuestra vida profesional. Es nuestro gran éxito, por encima de todos los premios y los logros alcanzados de manera individual a lo largo de los años.
Sentir que un abrazo puede cambiar el mundo, al menos el pequeño mundo que nos rodea… Que nuestro abrazo puede cambiar la perspectiva de una familia angustiada es un motor y una promesa. Que el abrazo que nos llega es un aliciente para seguir, para no dejar nunca de luchar, para conservar el calor y el deseo de una vida plena en el futuro de estos niños y niñas.
Hay abrazos que no olvidaremos nunca. Y que deben seguir presentes en nuestra vida porque de ese recuerdo, de esa fuerza incomparable, nos alimentamos para continuar.
Queremos invitaros a abrazar a todos los niños y niñas que padecen leucemia, a sus padres y madres, con los #abrazosquecuran de Flying Tiger para que con cada cojín solidario podamos invertir en investigación, y que, de paso, sientan el abrazo inmenso de todas las personas que, como tú, están leyendo este post.
Busca hoy tu tienda Flying Tiger más cercana y que vuelen los abrazos y altos niveles de oxitocina, serotonina y dopamina
Gracias por vuestros abrazos que curan.
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